domingo, 8 de julio de 2018

Arrancame el robot, el dolor y la procrastinación.

Lo cierto es que los finales son diferentes a como me los había planeado.

Siempre es duro aceptar que hay que dejar cosas (me repito constantemente: La muerte es la única que es irremediable).

Al final, duele demasiado pero, hay que aprender a escarbar lo más profundo para encontrarle algo positivo, ¿lo hay? Yo creo que sí. Aún no lo encuentro, pero sé que lo hay.

Tantos proyectos, tanto amor. ¿Todo eso se ha vuelto nada? NO. Jamás, ha sido mucho, aunque ahora me cuesta darme cuenta de que está y estará ahí, siempre en mi ser  -ya ha pasado un año-.

He dejado un pedazo de mi en otra persona, en tantas, pero mi corazón no está vacío porque a esas personas les he robado el pedacito que les pertenecía. (¿Eso será esperanza?)

Qué egoísta es ser humano, qué duro es sentir.

Mis sueños más grandes son amar sin ser juzgada, amar sin lastimar, amar de corazón sin causar problemas.  Siento que ahora sólo sé arruinar corazones y mentes, pero pienso que no puede ser todo tan negro, tan sangriento, tan agujero. 

Quisiera volver unos años atrás, eso jamás va a suceder. Quisiera no anhelar tanto el pasado y que esté presente fuera tan feliz que al llegar a casa no me inunde la tristeza o melancolía. (Ahh cómo soñaba con llegar a casa y recibir uno de tus besos).

En el plano amoroso sentimental de aparentamiento siento que voy a rendirme en definitiva, que esta vez ha ganado por mucho, el miedo, y que no hay fórmula adecuada para solucionar este abatimiento. Mis decisiones cambian a diario, y no sé lo que quiero. Ahora sólo sé lo que no quiero, al menos no me siento tan perdida.

¿Será que soy tremendamente inmadura? o es un síntoma normal de la señorización en esta ciudad. Tantos años criticando esto en lo que me he convertido. Estúpido mundo, carcome y te hace cocowash. Me lo hizo, me llenó de terror, me ha paralizado y ahora, ahora sólo sé tirar pa lante a un futuro que parece igual de relativo que todo y que nada.

Ahora entiendo por qué las religiones tienen tantos adultos metidos, fanáticos de la supuesta certidumbre de haber encontrado lo real, la verdad. Pero, no son más que cortinas que nublan lo duro que es aceptar que no hay sentido en esta vida. El único sentido es del que te  logres convencer.. ¡qué duro!


Vida sólo hay una, es dura y triste, y ahora sólo encuentro que prefiero vivir que morir, no sé para qué, pero parece una esperanza de mi yo pequeñina que lucha por lo fantástico, por lo pleno, porque sabe que existe, que lo vivió, que ahora parece lejano e imposible, pero que sueña con recuperar.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario